Lo que pasa es que han perdido los polìticos el camino respecto a lo que representan sus responsabilidades hacia el pueblo, y solo se han dedicado a saquear los recursos y enriquecerse cobijados por el manto sagrado de la impunidad. La gran diferencia con la actualidad es que hoy ya no hay medida en cuanto a cinismo y descaro respecto a la corrupción.
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