EDITORIAL
El periodismo tiene como parte fundamental de responsabilidad, la defensa de los valores de la comunicación social, y para introducir estas pautas morales, deben concertarlas y sensibilizarlas hacia ellos.
Los medios de comunicación en su mayoría se han convertido en el principal instrumento de orientación e inspiración en el comportamiento y valoración del personaje o funcionario a la crítica y evaluación de sus responsabilidades como servidor público o sociedad.
Por ello el periodista es un mecanismo de desarrollo en la sociedad, y en consecuencia, puede hacer mucho bien o mucho daño, en la medida que no este conciente con la trascedente responsabilidad de su cargo.
La importancia de la prensa es tanta como la libertad misma, pues ésta contribuye a instruir, orientar y educar al público, porque lo prepara y dirige los impulsos en determinados sentidos para la vida política, la defensa de sus derechos, hacer juicios, análisis y someter a los que tienen posiciones públicas; asimismo estas opciones con los mismos derechos y responsabilidades hacia los periodistas, en la protección obligada a la libertad de imprenta, información y expresión de ideas y criterios dentro del marco de la Ley para ambos.
La ética del periodismo establece como debe conducirse éste y la veracidad es un valor intrínseco en la ética y concientización.
La aceptación de prebendas, el sometimiento a intereses económicos empresariales, hoy en día afectan la credibilidad de justos y pecadores y contribuye al desprestigio de la profesión. Además el mayor daño que hace un periodista es informar difamatoriamente con la intención de ser más vendible o realizar chantaje informativo con ánimo de lucro.
El publicar aquello que únicamente lleva el interés económico, sin investigar su veracidad o la compra-venta de información, es una actitud mercenaria que nada tiene que ver con el periodismo.
Por eso resulta repudiable leer mensajes degradantes y difamatorios con el único valor de obtener lo económico o lavarse de cumpla emitiendo dos versiones sin fondo de investigación con la disculpa:”el público que juzgue”. No, la opinión pública quiere información basada en la veracidad de la investigación hecha por quien publica la nota.
Por ello la ética y la responsabilidad en el periodismo deben ir unidas; la ética le indica que deberá responder tanto por su trabajo, como por las consecuencias que de este se genere; antes de publicar debe realizar su trabajo de investigación, verificar datos, averiguar, presentar los antecedentes y buscar llegar a la verdad, sin afán de chantaje sino de informar lo que ya ha verificado fehacientemente y emitir su mensaje de acuerdo a lo recavado y con la ética que le precede.
El periodista debe tener presente que el daño causado por difamación no puede jamas ser reparado y en su defecto el periodista, sí debe ser castigado por los delitos tipificados expresamente en la Ley.
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